CRÍTICA DE ARTES ESCÉNICAS
DIVINAS PALABRAS REVOLUTION · CENTRO DRAMÁTICO GALEGO

Teatro Afundación · Vigo · 21/06/2018
Dirigida por Xron a partir de la obra de Valle-Inclán
Reparto: Manuel Cortés, Antón Coucheiro, Patricia de Lorenzo, Borja Fernández, Mónica García, Tone Martínez , Victoria Pérez, Ánxela Ríos, Tomé Viéitez.
Versión: Manuel Cortés e Xron
Escenografía: Suso Montero
Vestuario: Mar Fraga
Iluminación: Fidel Vázquez
Espacio Sonoro: Xacobe Martínez Antelo
Vídeos: Quadra Producións/Cuco Pino
Caracterización: Fanny Bello
Traducción: Manuel Cortés
Asesoría lingüística: Rosa Moledo
Asistencia de dirección: Arantza Villar
Asistencia de producción: José Díaz
Fotografía: miramemira
Producción del Centro Dramático Galego
INVOLUCIÓN vs REVOLUTION
Valle-Inclán es uno de esos dramaturgos que al igual que Shakespeare son tan universales, tan clásicos y su discurso resulta tan aparentemente colectivo e integrador que se hace con ellos de todo y más. Pero, no todo vale. La universalidad de los textos no debe tomarse a la ligera ni pensar que se puede hacer con ellos un sayo.
En el festival ALT. hoy desaparecido, hace años se dedicaron unas jornadas a un especial “Desmontando a Shakespeare” precisamente por el continuado y demoledor crecimiento de versiones modernas de gran parte de las obras del dramaturgo. La pregunta es si hay necesidad de esto, si los autores verían con buenos ojos la desubicación de sus obras, si el público necesita que le traslades al siglo veintiuno el argumento pensado para aquel y no para este momento. Por supuesto, la respuesta nunca la sabremos.
Divinas palabras Revolution, basada en la homónima del autor gallego, intenta una vez más desmontar el original o darle una o un par de vueltas de tuerca y presentarlo ante un auditorio supuestamente consumidor de televisión al que hay que ponerle las cosas claras si no, quizá, no las entendería. Esta es, en principio, la que parece ser la clave del experimento Divinas palabras Revolution y de muchas otras adaptaciones de clásicos: Tomar el tema, los personajes, descontextualizar el espacio y reorganizarlo todo para contarlo en versión 3.0 o en este caso bajo el epígrafe Revolution.
La escenografía de la propuesta del CDG apabulla desde el primer instante en que se abre el telón, no por original porque el formato dos plantas en escena está ya bastante usado pero, invita a adentrarse en un ambiente moderno, colorido y a un despliegue inusual de medios en estos momentos en los que el teatro recurre a lo austero por falta de presupuesto, no es este el caso.
En realidad cuando se va a ver una obra de Valle siempre se espera ausencia de color, que domine el gris, el negro, sin que haya una razón lógica para ello. Por eso este inicio de la propuesta resulta, en principio, original y convincente como también lo es el que se contextualice en una casa de Gran hermano que ya rápidamente coloca al espectador en su sitio. La clave está pillada, no se precisaría más explicación aunque sí la haya, Sétimo Miau, convertido en la voz de la Casa, hará las veces de narrador.
Pero, con el paso del tiempo esa magnifica y multidisciplinar escenografía se volverá en contra tanto del público como del texto y los personajes porque, en un afán desmedido de abarcarlo todo, la idea coral (tan maravillosa como difícil de manejar en teatro) llegará a descentrar y a hacer que cada uno, con su mirada Gran hermano, vaya por donde le pete sin acierto y con desconcierto.
Tanto la esencia como la presencia de los personajes nos recuerdan a los del original más por sus nombres que por sus acciones pues, el resultado, es una historia insulsa precisamente por el continuo deseo de no perder de vista el texto original.
Mari-Gaila recreada por una estupenda Patricia de Lorenzo podría perfectamente llamarse Ana World y ocurre lo mismo con el resto de personajes. La trama resulta increíble, forzada porque entre tanto avance tecnológico-ilógico pierde su inherencia. Claro que, hay que conocer el original, en el que se basa, para desconcertarse si no, quizá resulte creíble. Igual sí.
El problema básico de las adaptaciones, versiones, desmontajes o como se quieran llamar radica en que no todo vale, en que a pesar de que la intención sea buena, que lo es en este caso, la dramaturgia hace aguas.
Si la obra fuera otra, desde otro lugar, desde otra miseria humana quizá no saldrían a la luz tantos prejuicios, que los hay, lógico, porque estamos hablando de Valle-Inclán y de su universalidad.
La aldea global de este siglo veintiuno encierra otros obstáculos bien distintos a los de la aldea de principios del siglo pasado que plantea Valle, precisamente porque los seres humanos, esos esperpénticos personajes han evolucionado tanto en su ruindad que entre aquellos y estos hay una evolución-involución y no tanto una Revolution.