CRÍTICA DE ARTES ESCÉNICAS

AUTOBIOGRAPHY · WAYNE MCGREGOR
Festival GUIDANCE 2018 - 01/02/2018
Centro Cultural Vila Flor - Guimaraes (Portugal)
Concepto y dirección: Wayne Mcgregor
Coreografía: Wayne Mcgregor en colaboración con lxs bailarinxs
Foto: Ben Cullen Williams
Wayne MacGregor es un coreógrafo y creador británico con una intensa trayectoria en danza contemporánea. Como en tantas otras ocasiones, debemos agradecer a los vecinos portugueses y en particular al Centro Cultural de Vila Flor en Guimaraes que acerquen la montaña a Mahoma y hayamos podido ver el trabajo de McGregor por aquí.
El coreógrafo nos adentra, como bien adelanta su titulo, en una (su) autobiografía cuyos resultados se adivinan, desde el primer solo de danza, elaborados, caóticos, llenos de perfección, subrayados por esa sutil frialdad británica de no sentir ni padecer pero, consciente de que sensibilidad y excelencia rondan por allí.
El repertorio se crea a través de una partitura de movimientos tan complejos y virtuosos como descifrables aún para el ojo menos entrenado.
Pero hay más, mucho más que prodigiosos cuerpos bailando, por si fuera poco también hay impecable luz y música.
MacGregor, conjuga una disciplinada danza clásica con otra absolutamente dinámica, fuerte y demoledora que mezcla y sacude con el rigor contemporáneo donde la fragilidad es sólo apariencia.
El caos, la delicia, las idas y venidas se apuntalan al techo a través de los sobre-títulos que muestran tanto un desorden numérico como un sencillo titulo cada vez que da paso a la siguiente escena-etapa.
La persistencia de la música electrónica unida al perfecto desbarajuste del diseño de iluminación dan a la escena un clima poderoso, intransigente y apocalíptico.
El plantel de bailarinas y bailarines acumula la fuerza necesaria, a lo largo de la hora y media, para mantener el pulso a la potencia del sonido y la luz.
McGregor no cede: concede. No se priva de nada. Deja que danza , música y luz acaben exhaustas, como si no hubiera un mañana, como si Autobiography fuera su último espectáculo.
Y una vez más nos damos cuenta de la necesidad de mantener las artes escénicas como base cultural, y por tanto, tener los medios para poder realizar el trabajo artístico sin precariedad. Porque, al fin y al cabo, el distanciamiento más brutal entre lo de “fuera” y lo “nuestro” se lee bien entre lineas: en la pieza de McGregor se respira, desde el minuto uno, la total dedicación de coreógrafo y bailarines al trabajo, una disciplinada y resultado fruto de poseer los medios necesarios para ello.